Si bien las 17 partidas de este campeonato son demasiado pocas como para constituir una muestra determinante, se observa en los resultados un patrón consistente con el de los recientes campeonatos mundiales que se celebran cada año en Berlin. Friedrich lidera el tanteo de victorias, con en torno del 40% de las mismas, seguido de Maria Teresa con aproximadamente un 30%. Elisabeth y Pompadour quedan detrás. En el CAFE’17 con en torno al 15% de las victorias cada una. La única anomalía es que todas las victorias de Elisabeth (3 en total) se lograron con Suecia.
A la hora de explicar el predominio prusiano un motivo que se me dio durante el campeonato es que hay jugadores prusianos más fuertes. Yo prefiero darle la vuelta a este razonamiento y decir que la forma de jugar de los aliados era bastante peor que la prusiana. Desde mi interpretación subjetiva, el juego de los prusianos durante el CAFE’17 tuvo muchos defectos evidentes que no fueron aprovechados porque el juego aliado resultaba de media bastante mediocre y – a mi entender – en una partida de Friedrich basta con que Austria o Rusia jueguen mal para que cualquier jugador Prusiano deficiente se escape con una victoria fácil.
¿Por qué juegan tan mal los aliados?. Desde que Friedrich fue publicado en 2004 ha habido una carrera de estrategias en la que Prusia suele llevar la delantera y los aliados tardan más en desarrollar sus propias contraestrategias que logren un nuevo equilibrio. Es posible que estemos viendo un momento de transición entre un equilibrio y otro, caracterizado por un predominio prusiano.
Otra explicación que he escuchado achaca estos resultados a los sistemas de puntuación de los campeonatos, que premian a los aliados en función de los objetivos conquistados incluso si no ganan. Según este razonamiento este sistema favorece una estrategia aliada conservadora, más centrada en tomar objetivos para obtener 8 o 9 puntos con seguridad sin arriesgar, que arriesgar 1 o 2 de esos puntos intentando forzar una victoria sobre Prusia.
Lo único que queda claro es que la discusión está sobre la mesa, y tal vez hagan falta más datos para decidir.