Tarde del domingo 18 de junio. El primer clasificado, Guy Atkinson, se sienta en la mesa de la final en el lado de Prusia.
A continuación se sienta enfrente suya el segundo clasificado, Bjorn von Knorring, que jugará la final como Austria.
With them Richard Sivèl takes his seat on the Russian side of the table, after reaching the third place in the qualification rounds.
Y cierra la mesa el cuarto clasificado del campeonato, Maurice de Wijs, quien juega con Francia.
Situación al final del 2º turno. Heinrich (P3) ha subido desde Berlin y está a distancia suficiente como para unirse a Dohna (P7) cosa que hará el turno que viene, como veremos. Ante ellos, Rusia lleva a cabo un avance decidido tanto en Prusia Oriental como en Kammin. En Silesia Daun y Laudon (A1 y A4) tantearon a Schwerin y Keith (P4 y P5) en diamantes, y se retiraron tras una breve escaramuza. El resto de piezas austríacas avanzan en un frente amplio entre Silesia y Sajonia, mientras que Hildburghausen se las tiene que ver a solas con Winterfeldt (P2) y es empujado al borde sur del mapa. Francia avanza de forma decidida por las dos carreteras principales, pero al hacerlo ha dejado un hueco para que Cumberland (H2) se cuele hacia el sur y establezca uno de los pivotes de una “Defensa en Triángulo”. En el siguiente turno Maurice (Francia) contrarrestará esta jugada uniendo todos los generales franceses en la actual localización de Soubise (F2) e iniciará una persecución general de la pieza hanoveriana en el sur.
Es en este momento cuando se inicia la serie de jugadas entre Guy (Prusia) y Richard (Rusia) que marcará el rumbo de la partida y que conviene ver con más detalle.
Comienzo del 3er turno tras el movimiento prusiano. Heinrich y Dohna unen fuerzas en Stargard para hacer frente a la invasión rusa.
Movimiento ruso en el 3er turno. Saltikov y Fermor (R1 y R2) se unen en Wangerin para atacar a los prusianos, al tiempo que intentan conquistar Neu Stettin y Waldenburg.
En la batalla que sigue hay un breve intercambio de cartas en tréboles, pero en cuanto Guy le ofrece a Richard una retirada de dos espacios, éste acepta inmediatamente. Sin embargo, y para su consternación, el espacio al que son retirados los generales rusos (Regenwalde) hace posible que estos sean fácilmente cercados en el siguiente turno.
Los temores rusos se hacen realidad en el turno 4º de Prusia, cuando Guy mueve a Heinrich (P3) a Naugard y a Dohna hacia Schivelbein para hacer realidad el cerco que Richard estaba temiendo. ¡La batalla decisiva de la final está a punto de comenzar
Desafortunadamente para Guy, no tiene el resultado que él se esperaba. El ataque es iniciado con Dohna (P7) con 8 tropas contra 10-11 tropas rusas. Pude ver la mano de cartas de Prusia en este momento, y no tenía muchas cartas de tréboles, siendo la más fuerte de 11 puntos y el resto mucho más débiles. Richard, en cambio, tenía entre las 12 cartas robadas por Rusia hasta ahora unas 5 cartas de tréboles de valores muy elevados, y una reserva. El resultado fue que Dohna tuvo que retirarse y Heinrich (P3) con una tropa fue eliminado inmediatamente.
Richard remata la tarea en el 4º turno ruso atacando con sus 10-11 tropas rusas a las 5 de Dohna en Arnswalde. Guy carece de cartas para efectuar siquiera una retirada que salve a su general, y este es destruido totalmente.
Vista general del final del 4º turno. Tras el descalabro frente a Rusia hay un alarmante vacío de piezas azules en el área norte del tablero (a la izquierda en la imagen) cuya consecuencia más alarmante es que nada puede impedir que Suecia conquiste todos sus objetivos primarios para el turno 6, justo cuando se comienza a leer la primera carta del destino ¡qué podría ser la muerte de la zarina!. En Prusia Oriental (esquina superior izquierda) Lehwaldt (P8) se mantiene en el tablero a pesar de que los rusos tienen conquistados todos sus objetivos allí. En Silesia, Schwerin y Keith (P4 y P5) defienden desde picas en Breslau. En Sajonia Prusia mantiene el predominio. En Hannover Soubise y Chevert (F2 y F3) dan caza a Cumberland (H2), mientras que Richelieu (F1) lanza una incursión en Sajonia persiguiendo el suministro hannoveriano. Seydlitz (P6) se mantiene vigilante en torno a Magdeburgo.
Vista general del final del 4º turno. Tras el descalabro frente a Rusia hay un alarmante vacío de piezas azules en el área norte del tablero (a la izquierda en la imagen) cuya consecuencia más alarmante es que nada puede impedir que Suecia conquiste todos sus objetivos primarios para el turno 6, justo cuando se comienza a leer la primera carta del destino ¡qué podría ser la muerte de la zarina!. En Prusia Oriental (esquina superior izquierda) Lehwaldt (P8) se mantiene en el tablero a pesar de que los rusos tienen conquistados todos sus objetivos allí. En Silesia, Schwerin y Keith (P4 y P5) defienden desde picas en Breslau. En Sajonia Prusia mantiene el predominio. En Hannover Soubise y Chevert (F2 y F3) dan caza a Cumberland (H2), mientras que Richelieu (F1) lanza una incursión en Sajonia persiguiendo el suministro hannoveriano. Seydlitz (P6) se mantiene vigilante en torno a Magdeburgo.
Final del turno 9. Guy ha tenido una serie muy intensa de combates contra Richard tanto en picas como en corazones. Tanto contra Rusia como contra Suecia. Esta imagen recoge un momento crucial porque es el momento en el cual Suecia ha logrado vía libre para retomar sus objetivos principales. Hay que observar como las piezas rusas están colocadas para abrir paso a su aliado menor. En el resto del tablero Austria y Prusia han combatido algo en Sajonia, pero en Silesia todo está bastante tranquilo. La torre de tres generales austríacos no se atreve a entrar en el sector de diamantes allí, como si Bjorn tuviera pocas cartas de ese palo. Al oeste Francia ha aprovechado el caos generalizado para tomar Magdeburgo y Halberstadt.
Final del turno 10. Fermor (R2) ha eliminado de enmedio a Seydlitz, que era todo lo que se interponía entre la pieza sueca y su último objetivo primario en Malchin. Sin embargo, la sopresa viene por el sur, dónde Bjorn inicia un avance en Silesia que ahora pasamos a examinar más a fondo.
Turno 10, tras muchos turnos de vacilación que hacían pensar que su mano era muy débil en diamantes, Bjorn ataca a Schwerin y Keith (P4 y P5) en Silesia con su pila formada por Daun, Laudon, y Lacy (A1, A4, y A5).
Contrariamente a lo esperado, la mano de Bjorn en diamantes resulta ser mayor que la de Guy. Tras intercambiar muchas cartas los prusianos emplean su ultima reserva en hacer una corta retirada hacía Glatz.
Turno 11. Siendole imposible mantenerse en diamantes por más tiempo, y necesitando las picas para combatir contra Rusia, Guy mueve sus piezas a la pequeña esquina prusiana en corazones en Waldenburg.
Lo que Guy no vió fue la complicada secuencia de movimientos por la cual Bjorn iba a conseguir cercarle su ejército en Silesia, empleando incluso un tren de suministros austríaco.
Tras este último mazazo, a Prusia tan sólo le queda morir. La zarina muere al acaba el turno 12 y un último intento de detener a los suecos de conquistar Malchin y ganar la partida en el turno 13 fracasa ante la pobreza de cartas prusiana. La única honra que puede salvar Guy es la de haber impedido una doble derrota negando de manera insistente Radeburg a Bjorn y sus austríacos.
¡Richard Sivél gana el CAFE 2017!
Análisis final
Para el resultado final de esta partida fue decisiva la maniobra de cerco que Guy intentó en el turno 4 y que tuvo un resultado catastrófico para Prusia. Aunque le hubiera sido posible mantenerse en el sector de picas contra Rusia y Suecia, la partida estaba vuelta contra Guy desde ese momento porque ese era el palo que eventualmente hubiera necesitado contra Bjorn (Austria) en Silesia. Es bastante posible que si Bjorn hubiera advertido esto antes, hubiera podido ganar la partida con Austria. Tan sólo cabe concluir la reflexión con el lema de los Commandos en la Segunda Guerra Mundial: “Who dares, wins”. Quien se atreve, gana.
El cerco de las piezas del contrincante es una de esas maniobras que ofrece simultáneamente grandes oportunidades y amenaza con serios riesgos. Antes de llevar una a cabo hay que valorar tres cosas. Primero cuán seguros estamos de poder llevarla a cabo.
En caso de duda, no hacerlo. Segundo, que coste tiene en términos de cartas para el que la inicia. Y tercero, qué ganamos cercando al enemigo y destruyendolo totalmente. La ganancia es siempre mayor para los aliados que para prusianos, y para estos es más beneficioso la destrucción de las piezas enemigas en los turnos finales de la partida que al comienzo, puesto que al inicio de la partida tienen tiempo para retornar al campo de batalla.